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Gabriela Fernández: “Negar la existencia del bloqueo a estas alturas es una especie de terraplanismo político”

Publicado el 17 de mayo de 2025

En poco tiempo se ha convertido en uno de los rostros más populares de la televisión cubana, donde presenta el programa ‘Con Filo’, un espacio destinado a combatir la manipulación mediática, las fake news y las campañas contra Cuba en las redes sociales. Es historiadora y compagina su actividad periodística con la de docente universitaria. Tiene 25 años, se llama Gabriela Fernández y estos días se encuentra en España, participando en una gira que tiene por objetivo mostrar, con todos sus matices, la verdadera realidad cubana.

 

Bienvenida a Andalucía, Gabriela. ¿Qué tal está resultando tu estancia en nuestro país? ¿Qué valoración nos puedes hacer de los distintos encuentros y actos en los que has intervenido hasta este momento?

Ha sido una estancia polémica pero muy provechosa. Lamentablemente, hemos tenido a un grupo de personas contrarrevolucionarias acosándome todo el tiempo y yendo detrás de mí en cada uno de los eventos, pero hay que decir que no han logrado su objetivo que, por otro lado, siempre es el mismo: frenar la solidaridad con Cuba y contribuir a que el pueblo cubano sufra mayores carencias. Dicho esto, me siento muy feliz de estar aquí y de lo que me he encontrado. He conocido a gente maravillosa que está dispuesta a ayudar a Cuba, que sabe lo que significa la Revolución para el mundo y que me ha acogido muy bien. Ha sido intenso, he estado por muchísimos lugares en muy poco tiempo y todavía me quedan un montón de sitios a los que ir, pero muy contenta de estar aquí y de lo que he visto hasta ahora.

¿Cómo te estás tomando esa persecución por parte de la contrarrevolución cubana? ¿Es algo que te afecta personalmente, que te da exactamente igual o que, por el contrario, te estimula y enorgullece?

(Risas) Bueno, yo llevo ya cuatro años presentando ‘Con Filo’ y durante este tiempo ellos nunca han dejado de acosarnos, ni de amenazarnos… Por eso los llamamos los odiadores porque es que sólo saben lanzar odio ante todo lo que Cuba pueda hacer bien y ante todo lo que sea beneficioso para el pueblo o la Revolución. Y como ese ha sido su modus operandi desde siempre, aunque ahora es verdad que lo he vivido más en carne propia y en directo, te digo que ya ni me lo toma a mal. Es gracioso porque ellos suelen decir que el programa no lo ve nadie y que no tiene ninguna importancia, pero lo vivido estos días demuestra lo contrario: que lo que hacemos sí trasciende y les afecta. Si no, no se entiende por qué una gira como ésta les ha suscitado tanta necesidad de invertir su tiempo y dinero en perseguirme e intentar intimidarme.

Entrando ya en la actual situación de Cuba, hay que decir que el país atraviesa uno de los momentos más complejos y difíciles de su historia reciente. ¿Podrías explicarnos cómo se ha llegado hasta aquí y cuáles son las causas que están detrás de esta situación tan grave?

Hay que partir de la base de que Cuba viene sufriendo desde el triunfo de la Revolución una agresión multifactorial, por parte de los Estados Unidos, que tiene un gran impacto sobre las condiciones de vida de la población. Pero la crisis es ahora más profunda y notable porque, entre otras cosas, los últimos gobiernos norteamericanos (Trump, Biden y ahora Trump otra vez) han sido especialmente crueles con su política económica hacia Cuba. Y a este recrudecimiento del bloqueo y de las sanciones hay que sumar, además, el estallido de la COVID, que hizo que el mundo entero entrara en una gran crisis, una situación que se tornó mucho más complicada para un país asediado económicamente como Cuba. Aun así, hemos ido buscando alternativas y poniendo en marcha diferentes medidas sobre la marcha para ir sorteando, como vamos pudiendo, esta marea de agresión.

Sin embargo, en los medios corporativos y en las redes sociales es habitual leer o escuchar que en Cuba no hay ni bloqueo económico ni sanciones de EEUU y que lo único que existe es un bloqueo interno del propio “régimen”. ¿Qué nos dices ante esto?

Pues que hay muchísimas formas de demostrar que sí existe el bloqueo. Uno de los ejemplos que suelo poner, por ser muy representativo de la asfixia real –y no metafórica- a la que nos someten, fue cuando, en pleno auge de la COVID, en un momento muy difícil para Cuba, en el que se nos estaba muriendo mucha gente, EEUU impidió la entrada al país de respiradores. No nos quedó más remedio que construir nuestros propios respiradores y ahí el pueblo cubano volvió a estar a la altura de las circunstancias, haciendo uso de esa creatividad a la que nos han obligado y que, por otro lado, es la que muchas veces logra salvarnos de este genocidio que pretenden llevar a cabo contra nosotros.

Pero hay muchos más ejemplos que evidencian la existencia del bloqueo. Especialmente sangrante es el hecho de que, a pesar de que Cuba invierta muchísimo en salud y educación, como así es reconocido mundialmente, muchas veces no podamos cumplir las expectativas y las necesidades de la población por culpa de esta agresión económica.

Claro que Cuba tiene problemas internos, como los tiene cualquier país, que se pueden arreglar con soberanía. Pero estamos hablando de otra cosa, de una decisión intencional, que afecta a la forma de vida diaria del cubano: al transporte, a los recursos… Por tanto, negar el bloqueo a estas alturas es una especie de terraplanismo político, máxime cuando es condenado todos los años en la ONU por la mayoría de países del mundo y ni siquiera Estados Unidos lo niega.

Muy relacionado con esta situación, asistimos a un aumento considerable de la emigración cubana. Sabemos que las migraciones siempre han existido y que, en el caso de Cuba además, este fenómeno se ha utilizado históricamente por parte de EEUU como un arma política contra la Revolución. Pero este nuevo capítulo migratorio tiene quizá tintes más específicos, tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo. ¿Cómo se está abordando esta cuestión en la isla?

Yo creo que, después de un tiempo en el que la emigración fue más cuestionada dentro del país por el hecho de que para hacer la Revolución es importante estar ahí y ser parte de los que construyen, ahora estamos en un periodo en el que hemos llegado a entender que las crisis generan normalmente migraciones y que, aunque se utilicen como arma política (por parte de EEUU), es natural que haya gente que tenga la necesidad de emigrar de un país que lleva muchísimos años sufriendo un asedio, sin que haya expectativas de que ese asedio vaya a cesar. Es comprensible que haya personas, sobre todo los jóvenes, que tiendan a tratar de buscar en otros lugares una prosperidad que es difícil de lograr en Cuba en estos momentos.

Se trata, por lo tanto, de un proceso natural. La mayoría de los emigrados cubanos lo son por razones económicas, por mucho que desde fuera se le quiera dar un tinte político y se adopten medidas para politizar este fenómeno en contra de la Revolución. Por ejemplo, en Estados Unidos, para conseguir ciertas garantías, el emigrado cubano tiene que declarar “miedo creíble”, demostrar que eres un perseguido político en Cuba. Entonces, pasa mucho que el juez de emigración de EEUU, que generalmente está extremadamente contaminado por el discurso hegemónico, con cualquier cosita que le diga el cubano le concede el asilo.

Otra muestra del uso político que se hace de este asunto lo vemos en el hecho de que EEUU prohíba a los cubanos emigrados, mediante diferentes leyes y medidas, la posibilidad de ayudar a su familias y de contribuir al desarrollo económico de su país de origen. Eso es algo que sólo ocurre con Cuba, no se aplica a los emigrados de cualquier otro estado.

Otro de los problemas más acuciantes que sufre Cuba tiene que ver con las carencias del suministro eléctrico. Los apagones generan desasosiego en la población y afectan muy negativamente al día a día del cubano. Pero nos consta que en el país se están planificando estrategias y adoptando medidas dirigidas a revertir esta dura situación. ¿Se empieza a ver la luz al final del túnel?, ¿Hay razones para la esperanza?

El tema de los apagones es realmente complejo porque no sólo afecta a lo social o anímico, sino que golpea con fuerza a la economía del país. Durante el tiempo en que no hay luz, y ha habido veces que se ha tardado varios días en volver a conectar el SEN (Sistema Eléctrico Nacional), no se puede producir, ni trabajar, los niños no van a la escuela…

Entonces yo creo que es un problema primordial que urge arreglar y hemos trabajado muchísimo para lograrlo. La colaboración ha ayudado bastante en ese sentido y prueba de ello son las inversiones que China está aportando en nuevos parques fotovoltaicos, que son nuestra esperanza más cercana. Esperemos que pronto se puedan construir y nos ayuden a sortear esta crisis energética que, por otro lado, tiene muchísimo que ver también con el bloqueo, es decir, con la persecución de los barcos petroleros que se dirigen a Cuba, con las dificultades para garantizar el mantenimiento de las termoeléctricas con la periodicidad que se debería, etcétera.

¿Cuáles son, en la Cuba actual, las principales preocupaciones y demandas de la juventud?

Yo creo que la preocupación principal que transversaliza a la juventud, independientemente de cómo piense, gira en torno a si hay futuro en Cuba. Estamos ante una juventud distinta con respecto a otros momentos, que es mucho más crítica con el proceso revolucionario. Antes también lo era, nunca ha sido monolítica, pero sí es verdad que ahora, por primera vez, nos encontramos con una juventud que afronta el reto de salvar esa Revolución que, ya sabemos, como nos advirtió Fidel, no es necesariamente eterna y que, si se destruye, va a ser desde dentro. Una posibilidad que por lo general no se concebía así por las generaciones anteriores.

Entonces nosotros tenemos el deber de salvar nuestra Revolución frente a una parte de la juventud que alberga más desafectos con el proceso, pero que sigue sin ser la mayoría porque, si la mayoría de la juventud no quiere la Revolución, ésta no continúa.

El gran reto que estamos abordando es, por tanto, el de demostrar que en Cuba puede haber futuro, tratando de construir para ello un presente a pesar de las adversidades porque, independientemente de la escasez material existente, nos vemos en la obligación de seguir intentando que la juventud sueñe. La magia de la Revolución cubana ha radicado siempre en eso, en el hecho de que, al ser un proceso inacabado, la podemos pensar en conjunto y por eso es muy juvenil. Nosotros somos los herederos y nosotros hacemos el país que queremos que nuestros hijos disfruten, vivan y sigan transformando. Ese es el desafío.

En tu opinión, ¿por qué hay que seguir apoyando y defendiendo a día de hoy la Revolución Cubana?

Porque está clarísimo, para mí y para la mayor parte del pueblo de Cuba, que es la única opción que tenemos. Por muy mal que estemos, la Revolución es la que le ha dado al país esperanza, dignidad, soberanía, posición en el mapa… Todo lo bueno que tiene Cuba y que podría tener está estrechamente vinculado a la Revolución y, por contra, todo lo malo está vinculado a los que quieren destruirla. Y esa convicción es la que explica que todavía, a pesar de las carencias y de las trabas que nos ponen, el 1º de Mayo se nos llene la Plaza y que la gente sienta que hay que seguir defendiendo y construyendo este proceso. La Revolución es la única esperanza que hay para el pueblo de Cuba, además del ejemplo gigantesco que supone para el resto del mundo, que es precisamente una de las principales razones por la que ha sido tan atacada.

Por último, ¿quieres aprovechar para mandarle algún mensaje al Movimiento Estatal de Solidaridad con Cuba?

Sí, claro. Aprovecho para trasladarle el agradecimiento por la invitación, por el cariño recibido y por su compromiso. La base de la Revolución es la solidaridad, tanto la que se hace desde Cuba hacia otros países como la que puedan practicar otros países hacia Cuba. Así que muchas gracias por el trabajo que están haciendo y por difundir nuestra verdad.

Con la mano en el corazón



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